sábado, 11 de febrero de 2012

Lies. Lies. Lies.

Mentiras. Hay tantos tipos de mentiras. Están las mentiras piadosas, esas que dices para no hacer daño. Las mentiras por orgullo, por lealtad, incluso existen las mentiras por amor, cuando queremos llegar a la altura de sus pies o cuando necesitamos mentir para ser un poco más egoístas teniéndote una noche más en mi mente y en mi almohada. El mundo convive tranquilo con esas mentiras, es más, el mundo es mundo gracias a esas mentiras. Pero existen otras peores, esas que salen de lo más profundo de tu cabeza y que destruyen el corazón segundo a segundo. Son aquellas frías y calculadas, nacidas únicamente para hacer daño. Mentiras oscuras que se esconden tras una sonrisa. Esas que te mienten a tí misma como cuando dices ''Sí, estoy bien'' y en realidad sólo eres un montón de escombros de lo que tú realmente eres. Y cuando te das cuenta que una de esas mentiras te ha consumido, es demasiado tarde. El resto del mundo es ciego y sordo y ya no puedes pedir ayuda. Miéntete todo lo que quieras pero seguramente habrá alguien a quien no puedas engañar.

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