miércoles, 7 de noviembre de 2012

Hablando de arte, de curvas, de amor...

Estudiamos la línea recta, el ángulo y todos sus derivados cuando en realidad el mundo perteneces a la curva. No creo en las reglas ni en las cosas cuadriculadas, creo en los lápices que dibujan sueños vestidos de gala o mil nombres que no dicen nada, ¿o lo son todo?

Divagando sobre estos temas me encuentro frente a una hoja cuadriculada y estudiando lo rectas que son las columnas y los órdenes establecidos que no se deben romper, porque unos viejos sabios decían que la belleza estaba predeterminada.

Pues bien ,yo creo que esa belleza infinita reside en esa curva que se foma en mi espalda cuando, con los codos apoyados, busco aquello misterioso que entraña tu sonrisa. O la de mi cadera cuando tus labios van de visita por mi piel de gallina.

Y así hablando de arte expresado en apuntes rectilíneos acabo buscando entre columnas  a mi arquitecto favorito, el único que me construye y me destruye a base de mordiscos y suspiros haciendo de mí la mayor e imperfecta obra de arte. 



viernes, 17 de agosto de 2012

A veces...

A veces deseo ser la inspiración de alguien, ese ''yo de mayor quiero ser como tú''.
A veces deseo beberme las complicaciones de un trago. Las mías, las tuyas y las de todos y ser una superheroína sin capa. Esas ocasiones se repiten mucho más. Deseo ser mejor por mí y por todos mis compañeros.
Tantas veces he pedido a una vela en mi cumpleaños o a una estrella fugaz ser más lista, más buena y menos extraña pero quizá los deseos no funcionen así.
Siempre pido mucho, decido poco, y recibo más de lo que seguramente merezco, pero soy egoísta y me callo y sonrío, porque grito a los cuatro vientos que mañana me despertaré como princesa en un castillo, pero amanezco con el pelo alborotado y la camiseta arrugada.
A veces deseo que mi cabeza no vea laberintos sin salida en lugar de autopistas, deseo dejar de buscar intrigas escondidas en tus palabras.

A veces, a veces, a veces...

A veces deseo no pensar en las posibilidades, en los ''y si...'' en los ''tal vez si fuera distinta...'' que me matan en las noches de insomnio.

Pero sobretodo deseo que mis palabras no llegue el día que se sequen por completo, no me salgan ni arrancadas con cafés en sofás rojos y música francesa. Eso no es un simple deseo, es miedo. Como a perderte o a perderme en mí misma. Miedo a no ser suficiente, o a ser demasiado, de nuevo, miedo a las posibilidades. Infinitas como desconocidas.


viernes, 20 de julio de 2012

Princesas.

Las princesas de los cuentos han cambiado. No duermen cien años para esperar un beso de algún príncipe tardón, ahora salen de noche y buscan ellas mismas a algún lobo que le hinque los colmillos en los labios rojo pasión. Las princesas no llevan corona ahora se alborotan el pelo. Sus tacones ya no son de cristal, porque con ellos hay que pisar de puntillas y ellas buscan que se oigan sus pasos. No quieren comer perdices, sino el mundo entero. Pero por las mañanas siguen siendo pequeñas princesas que han cambiado sus camas con dosel y estancias de palacio por muebles de Ikea, y buscan entre las sábanas algo más que un lobo feroz. Aunque las nuevas princesas sonrían descaradas y beban tequila en vez de pócimas de hadas siguen buscando un príncipe que las salve de la bruja mala.
Las protagonistas cambian pero el cuento siempre es igual.

domingo, 17 de junio de 2012

Futuro.

Hablamos de él constantemente, de lo que haremos dentro de una hora, de lo que estudiaremos en una universidad lejana y la vida de estrellas de rock o princesas y todos aquellos lugares que viajaremos donde no dormiremos. ¿Pero qué pasa con el presente?
Hoy jugamos con los segundos como si no fuera nuestro tiempo y lo malgastamos como si no fueramos a envejecer nunca. Hoy somo jóvenes y mañana también pero llegará un momento en el que nos miremos a un espejo y no reconozcamos ni el reflejo y cuando nos demos cuenta de las fiestas que no nos hemos montado, de las palabras que no hemos dicho, de los perdones que no hemos dado, de todos los besos que podíamos haber pedido y no hicimos... entonces nos arrepentiremos una y mil veces sin que ese gran pasado vuelva.
Vive hoy y recuérdalo mañana, es el consejo más sencillo.


domingo, 3 de junio de 2012

Miau.




Muerde y araña tu vida si no te gusta lo que ves. Es tuya y nadie va a hacerlo por ti.

lunes, 28 de mayo de 2012

It's only one life to live.

Te dictan lo que está bien y lo que está mal. Que debes sonreír si pierdes y decir ''lo importante es participar'' y eres demasiado ambicioso si sólo juegas para ganar. En tus pautas está escrito que debes seguir los renglones  que hay dibujados en el suelo, pero tú ya sabes cual es el fin del camino y buscas las curvas de una carretera hacia una playa con la música a todo volumen. Te dicen que no hagas trampas jugando a las cartas pero me niego a pensar que el destino va a ganar mi partida.
Todas esas normas son sinsentidos que las hacen para que no vivas una vida que solamente es tuya, te hacen pensar que si te caes el mundo lo hace contigo pero en realidad lo único que ocurre es que te raspas las rodillas, somos creados para que cuando te hieran, sangres para saber que eres humano y que error tras error se hace la vida real.
Rompe mis esquemas de noche , duerme de día, graba tu nombre en la pared, ríete bien alto, píntate los labios de rojo pasión un martes por la mañana, vive cien noches de fiesta y otras cien resacas, sacúdete el pelo, llora de alegría y lucha con uñas y dientes si la vida no te gusta porque al terminar la partida tanto la reina como el peón acaban en la misma bolsa.


sábado, 28 de abril de 2012

Superhéroes.

Superhéroes. Todos queremos uno en nuestra ciudad. En Nueva York tenían a Superman y a Spiderman y en Gottam a Batman, pero aquí por mucho que levanto la vista no veo ninguna señal luminosa en el cielo.
Y luego están esos superhéroes que buscas en los ojos de transeúntes esperando que debajo de una camiseta lleven un traje de salvador. Y ansías encontrar a alguien así, alguien que te salve del villano y te bese aunque sea con su máscara puesta. Pero hay veces en las que el Jóker no existe. En las que el Jóker está en el reflejo de un espejo. Y no existe pelirroja que socorrer cuando no quieres ni pedir a gritos una señal en el cielo pues ni el mejor superhéroe sabe a veces que hay superheroínas que necesitan ser salvadas ni que el Jóker esconde tras su sonrisa la más triste mueca de dolor.

viernes, 20 de abril de 2012

Necesidades.

Seamos unos inadaptados sociales. Arranquémosle a la lluvia su mejor sonrisa. Llevemos al extremo nuestra locura adorable. Vistamos de marca para más tarde mancharla con la ansiedad de nuestras bocas. Todo para que el fin del mundo llegue y me pille como una niña, saltando feliz mientras caen las estrellas.
Muérdeme la oreja, abrázame tan fuerte que se calquen tus lunares en mis costillas, dame un beso con sabor a café, tómame al pie de las escaleras, haz sentir envidia al resto de infelices.
Prométeme el mundo y cumple tu promesa. Hazme reír con tu sonrisa fugaz. Déjame vivir en tu espalda. Róbame las noches con la Luna de testigo mudo. Búscame hasta cuando necesite perderme. Démosle envidia a Romeo y Julieta.

domingo, 1 de abril de 2012

01/04

Cuando la vida te da un palo te levantas. Es lo que te enseñan. Lucha hasta sangrar desesperación y lucha hasta que no tengas nada que ganar. Pero un día te dan un golpe fuerte o simplemente una verdad que tú quieres ignorar, te dicen ''para, es imposible'' pero tú te dejas la vida para que ese imposible sea un improbable. Hasta que de repente te encuentras saliendo adelante y sorprendida le sacas la lengua al mundo que te quiere ver destruida. Pero todo es cíclico y al Karma le apetece reírse un rato, porque tú te has acomodado en una vida independiente y aparece tu paranoia en torno a él. Y te niegas cada mañana que no es él, que la importante eres tú y que el mundo te pertenece. Hasta que un día de repente has cambiado todos tus esquemas y tu mente cuadriculada parece un montón de escombros, y por fin dices ''estoy jodida, ha hecho lo imposible y quizás ni lo sabe'' pero te da igual porque te han enseñado a luchar, hasta contra ti misma.

sábado, 11 de febrero de 2012

Lies. Lies. Lies.

Mentiras. Hay tantos tipos de mentiras. Están las mentiras piadosas, esas que dices para no hacer daño. Las mentiras por orgullo, por lealtad, incluso existen las mentiras por amor, cuando queremos llegar a la altura de sus pies o cuando necesitamos mentir para ser un poco más egoístas teniéndote una noche más en mi mente y en mi almohada. El mundo convive tranquilo con esas mentiras, es más, el mundo es mundo gracias a esas mentiras. Pero existen otras peores, esas que salen de lo más profundo de tu cabeza y que destruyen el corazón segundo a segundo. Son aquellas frías y calculadas, nacidas únicamente para hacer daño. Mentiras oscuras que se esconden tras una sonrisa. Esas que te mienten a tí misma como cuando dices ''Sí, estoy bien'' y en realidad sólo eres un montón de escombros de lo que tú realmente eres. Y cuando te das cuenta que una de esas mentiras te ha consumido, es demasiado tarde. El resto del mundo es ciego y sordo y ya no puedes pedir ayuda. Miéntete todo lo que quieras pero seguramente habrá alguien a quien no puedas engañar.

6.

Las semanas pasaban y la rutina se convirtió en mi mejor amiga. Sophie era la mejor caja de sorpresas que un niño podía comprar. Cada mañana aparecía con una historia nueva que contarme, una trastada que hacer y un secreto en los labios. Hablaba muchísimo de su antigua vida en España, de sus sueños de viajar por todo el mundo, pero sabía que siempre dejaba su historia a medias. Más de una vez la encontré mirando por la ventana en busca de alguien, pero como ella siempre me contestaba cada vez que le preguntaba por ello me decía sonriendo ''Que voy a buscar Dev, eres la única persona en Londres que conozco que realmente merezca la pena.'' Y ahí acababa esa conversación. Yo sonreía y ella se hacía la atareada limpiando las mesas. Creo que Sophie necesitaba que me lo creyera pero en realidad era una mala actriz, pero sabía en qué momento debía callarme y hacer como que nada pasaba.
Quería descubir a esa pequeña chica que se escondía tras una inservible máscara de la que parecía imposible escapar

viernes, 3 de febrero de 2012

Sophie.

Desperté asustada como ya era rutina en casi todas las noches desde que volví a Londres. Mis demonios del pasado habían conjurado una pesadilla de estilo veneciana que no quería recordar, perdida en una calle llena de gente pidiendo ayuda y nadie me oye. Era otra velada en la que la soledad no ayudaba a conocerse a una misma. El miedo arañaba mi garganta y se me formó un nudo del que no podía escapar y no pude contener las lágrimas. El miedo a estar sola otra noche más. Sin Marck. Sin despertarme cada mañana apoyada en su brazo y sin usar como pijama una camiseta vieja suya. Echaba de menos las mañanas que salíamos con la moto buscando pueblos con playa hasta volver al anochecer al mundo real de la ruidosa ciudad sonriendo con arena en los zapatos. Pero Marck se había ido. Rumbo a su futuro en Londres y yo tras él, perteneciendo a un pasado cada vez más lejano. Lo sabía, a cada segundo me daba cuenta pero es demasiado tarde, el amor es la peor droga inventada.

sábado, 21 de enero de 2012

5. Tres días más tarde

Desperté con el tiempo justo para vestirme y coger un donut para comérmelo por el camino. Dicen que mientras duermes no cometes maldades, así que apuré cada segundo bajo el nórdico antes de que el despertador sonara por cuarta vez. Corrí dos calles seguidas sin parar pero a la tercera tuve que aminorar la marcha.''Tengo que volver a empezar a hacer footing, porque lo de dejar de fumar. Paso'' pensé mientras ya entreveía el cartel de Society's. Esa mañana debía atender en la terraza, un invento de la esposa de Tim que me parecía el mejor refugio de Londres. La terraza se encontraba en el segundo piso del café y era toda acristalada con unas impresionantes vistas. Todo era de un blanco que combinaba con el incesante gris del cielo londinense, salvo las antiguas estufas que había en cada mesa. La reina de Inglaterra tenía sus balcones de Buckingham pero nosotros tenemos Society's.
Llegaba tarde cuando pasé sin mirar a la trastienda para cambiarme cuando de repente noté una mirada clavada en mi espalda. Estaba en barra del bar con una bandeja en la mano y la burla en los ojos. Llevaba el pelo recogido en una coleta y mi placer, la camiseta negra con la ''S'' de Society's.
-Cuando he llegado esta mañana no había nadie para enseñarme el bar. Menos mal que soy una chica muy lista y he conseguido encontrar a una buena camarera que me ha explicado todo- divagó Sophie distraída- Ah, por cierto, ¡estoy contratada!
+ Uf, menos mal ya pensaba que habías robado esa camiseta y te la tenía que arrancar para devolvérsela a su dueña ... me has librado de esa carga...-la imité con un deje de indiferencia
- Sólo para devolverla a su verdadera dueña ¿eh?
+Única y exclusivamente para eso
-¡Gracias a Dios! Pensé que serías de esos locos depravados que andan por ahí arrancando camisetas a chicas desvalidas y se marchan tras una cortina de humo y una risa malvada
+¡Cómo puedes pensar eso! Ah y eso de que tú eres una chica desvalida habrá que rebatirlo larga y tendidamente. Ahora en serio, bienvenida- sonreí ante el hecho de ver a Sophie en el mismo barco que yo
-Gracias, por la oportunidad y por aparecer por aquí porque estoy muy nerviosa
+No sé te vé especialmente nerviosa. Pero bueno me subo antes de que Tim me vea aquí de Relaciones Públicas contigo. Nos vemos en el descanso.
-Muy bien, que además es mi primer día y no quiero enfadar al jefe- Se dio la vuelta y se marchó hacia las mesas risueña.
Mientras la veía andar me pareció el cielo menos gris y el frío un poco más calido. Subí a la terraza y me puse a atender las mesas sabiendo que una altura más abajo estaba ella y que tardaría bastante en irse. Aquella nube de incertidumbre que vagaba por mi mente esos días se esfumó como el humo de un cigarro.

4.

Vagaba por Society's haciendo de todo y no haciendo nada hasta que llegó la hora del fin de mi turno y no había vuelto a ver a Sophie desde el café. Odiaba esta sensación de depender de su presencia para poder centrarme pero más tarde me dí cuenta que no era odio sino miedo. Jamás había necesitado a alguien así, ni siquiera a Amy. Era todo nuevo. Mis manos se movían más rápidas de lo normal y las palabras para unos versos se agolpaban en mi cabeza y furiosas la golpeaban deseando salir. No quise seguir componiendo y finalmente desistí y me marché del bar hasta mañana. No quería más estrofas mías por lo que me puse el Ipod a todo volúmen. Salí a la frías calles de nuevo pero ni la música me ayudaba. ''Por Dios Devan, razona. Esa chica la conoces desde hace exactamente dos horasy media ¿qué estás haciendo? Te estás volviendo loco porque una completa desconocida se parece a todas y a ninguna a la vez. Esa chica podría tener novio o ser una histérica celosa.'' Proseguí mi discurso interno durante los siguientes 15 minutos hasta llegar a mi piso pero realmente no creía ninguna de las cosas que pensaba. Así de inocente es la ignorancia.

miércoles, 11 de enero de 2012

3.

De camino a cualquier cafetería el frío helaba cada uno de mis huesos con una rapidez asombrosa, posiblemente nevara y contrariamente a lo que todo el mundo pensaba la nieve en la ciudad era lo peor que podía haber, el hielo en los zapatos y el frío en los pensamientos me ponían de mal humor pero intenté disimularlo lo mejor que pude. Poco a poco fui descubriendo cosas de Sophie, esas cosas banales de las que hablan los desconocidos pero que a su vez dice tantas cosas de ellos. Adoraba la lectura, las grandes producciones de cine, un buen sitio donde pasar horas y horas. Eran cosas sencillas. Ella era tan sencilla y a la vez tan complicada. Hablábamos de cosas tan superficiales que al poco rato descubrí que escondía algo, pero esperaba tener todo el tiempo del mundo para descubrirlo.
-Devan no sé cómo agradecerte, otra vez, que me hayas ayudado a conseguir la entrevista, eres increíble
Sonreí abiertamente. Llevaba hora y media agradeciéndomelo y yo, lamentándome ya si Tim no la contrataba.
+De nada, de nuevo. Recuerda que me debes una cena, ¡que los favores no son gratis! Pero ahora vete que tienes la entrevista en una hora.
Se levantó de un salto y yo la seguí tan rápido como pude. De camino a la puerta de la cafetería ya llevaba el monedero en la mano y las llaves en la otra. Pagó rápidamente y salimos otra vez de vuelta al más crudo invierno.
-Me voy corriendo que no puedo llevar estas pintas a una entrevista- y dió un giro sobre sí misma- te veo allí ¿no? y gra...
+¡PARA! No vuelvas a decir gracias por favor- la corté antes que la retaíla de agradecimientos- recuerda una cena.
-¡Entendido! Te veré allí. Hasta ahora.- cruzó la calle corriendo y su pelo siguiéndola fielmente. Me dejó allí con la despedida en los labios y una sensación de haber vivido esto ya.

Me dirigí de nuevo a Society's ensimismado. Podría haber un holocausto a mi lado y no lo hubiera notado. La presencia de Sophie en esa hora había calado en mí como una lluvia nocturna. Llegué al café y me dispuse a seguir con mis tareas sin fijarme ni siquiera qué hacía, hasta que no aguanté y cogí papel y lápiz. No sabía si de ahí saldría una historia, una carta, un soneto, un lema o una esquela pero en mi mente se agolpaban las palabras inexorables por salir y ser escuchadas. Acabó siendo una canción. Mi primera canción. Y su canción.

sábado, 7 de enero de 2012

2.

Sin duda ella no era la típica chica con la que tienes que girar la cabeza por la calle, ella era especial. Al menos lo era para mí y aún no sabía por qué. Conforme se acercaba fui mirándola con detalle para que, en cuánto se esfumara, no se fuera con ella su recuerdo. Tenía la piel un poco más bronceada que las demás chicas de la ciudad, tenía el pelo largo y liso, castaño, como esas mesas de madera pulida de un rector de Universidad. Sus labios estaban equilibrados el uno sobre otro, y en su mirada había un constante gesto de burla. Era guapa; miento, era muy guapa pese a que intentaba pasar un poco desapercibida. Vestía con un jersey ancho y unos pitillos ajustados con unos Oxford negros y sombrero a juego. No quiero pensar, la imagen que estaría ofreciéndole, mirándola pasmado, pero no podía remediarlo.
Se acercó a mí sonriendo y me tendió una mano firme y fría. Mientras mantenía mi mano con la suya buscaba con la mirada algo por el bar.
-No creo que tú seas el dueño pero creo que me servirás - dijo sonriendo con burla
+ Puede... Pero primero necesitaré tu nombre
Sonrió para sí y tras un instante dijo:
-Sophie, ¿y ahora me puedes ayudar...?
+ Devan, por favor. Sí claro dime. No soy el dueño pero soy el camarero
-Devan ¿eh? Pues te necesito y necesito también que te lleves de maravilla porque necesito un trabajo ipso facto- dijó Sophie con un deje leve de prepotencia- Soy relativamente nueva en la ciudad y mis facturas y un piso nuevo no se pagan solos.
+ Tranquila Sophie, el jefe y yo nos llevamos bien y aunque le debo un par de favores no me importa añadir otro a la lista, así en cambió tú me deberás un favor- no iba a esperar mucho tiempo, y no sabía cuánto tiempo estaría en el bar- Perdona pero, ¿qué significa ''relativamente nueva''?
- Te contaré porque soy relativamente nueva, pero antes debes conseguirme el trabajo. Te aseguro que es una historia interesante y te pagaré un café a modo de favor - contraatacó
+ Hecho. Espera un momento que voy a hacer una llamada, ya sabes, mover hilos y esas cosas y me contarás ese secreto que guardas

Entré en la trastienda y llamé a Tim. No creo que necesitara otra camarera pero haría cualquier cosa porque estuviera aquí. Era algo más que un deseo. Ni siquiera hoy puedo explicar cuánto habría dado porque una desconocida se sentara conmigo durante una hora a hablar de nada. Tras 15 minutos de embaucamiento y convicción, Tim accedió a verla esa tarde para trabajar como camarera o relaciones públicas.

+Conseguido, tienes una entrevista esta tarde- sonreí de oreja a oreja- Si quieres pagarme el favor ahora e invitarme a un café en 5 minutos es mi descanso.
Saltó y me abrazó entusiasmada como una niña pequeña en Navidad.
-Devan eres oficialmente mi ángel de la guarda, te mereces no un café, una cena o dos, pero aún no tengo trabajo así que confórmate de momento con un café, y tranquilo te contaré por qué soy relativamente nueva en Londres- parecía sinceramente entusiasmada, al igual que yo que no paraba de sonreír.
+Espera un segundo que me cambio y salimos.
No mostraba mi mejor cara, pero era lo único que podía hacer. Me dejé el pelo despeinado, cogí la chaqueta mientras Sophie curioseaba el local. Tuve un segundo más para observarla y vi que siendo crítico ella era un conjunto de imperfecciones por separado, pero todo junto creaba una imagen que ni yo mismo había conseguido dibujar con mis canciones. Sophie es y era mi musa más buscada y deseada.

jueves, 5 de enero de 2012

1.

Paradójas del destino; Buda, Dios o cualquier ser superior me había concedido un don y un lastre. La música. De mis manos conseguía sacar un conjunto de notas y que sonaran medianamente bien y aunque la gente decía que también sabía componer, no saben lo que dicen. De mi imaginación sólo salían frases ridículas que harían llorar a las estatutas. Además, las letras de esas canciones eran mentiras, un montón de absurdas y baratas mentiras, pues, aunque sólo sabía escribir de amor, no lo conocía.
Lo que yo creía que era amor sólo lo conocía por Romeo y otros locos que gritaban la pasión que se desataba en sus corazones a un mundo cruel que no escuchaba nada más que lo querían. Pero no, yo no era capaz de escribir un verso sincero y puro.

Trabajaba en una cafetería-pub en Londres donde también me dejaban practicar con la guitarra y de vez en cuando me dejaban destrozar alguna canción de mis grandes ídolos. Mientras decidía que hacer con mi vida, Society's era el mejor lugar donde podía estar. Hasta una mañana de enero. Mi parte más racional debería haber seguido colocando las mesas y mirar hacia otro lado pero me fue imposible.
Si sólo la mirabas una vez verías una chica normal, guapa, de esa belleza que abunda en Londres, pero si te fijabas bien podrías verla de verdad. Ella tenía el pelo castaño largo y unos ojos enormes que hicieron que me encogiera como un niño. Parecía demasiado nerviosa o estresada para ver que llevaba el jersey torcido y se le veía un hombro. Buscaba con la mirada algo o a alguien hasta que me vio y enarcó una ceja. Vaciló un instante sin saber muy bien si acercarse o no, pero decidida al final sorteó las mesas hasta llegar a mí. Como he dicho, si hubiera hecho caso a mi parte más racional hubiera seguido colocando las mesas y ella quizá habría seguido buscando lo que necesitara. Pero no. Era demasiado tarde. Ella sonrió, nerviosa un segundo, pero al instante siguiente parecía que conociera cada parte de mi mente. Aquella desconocida había conseguido en un minuto lo que seis no habían logrado en dos años, dadme inspiración.

DB