sábado, 21 de enero de 2012

5. Tres días más tarde

Desperté con el tiempo justo para vestirme y coger un donut para comérmelo por el camino. Dicen que mientras duermes no cometes maldades, así que apuré cada segundo bajo el nórdico antes de que el despertador sonara por cuarta vez. Corrí dos calles seguidas sin parar pero a la tercera tuve que aminorar la marcha.''Tengo que volver a empezar a hacer footing, porque lo de dejar de fumar. Paso'' pensé mientras ya entreveía el cartel de Society's. Esa mañana debía atender en la terraza, un invento de la esposa de Tim que me parecía el mejor refugio de Londres. La terraza se encontraba en el segundo piso del café y era toda acristalada con unas impresionantes vistas. Todo era de un blanco que combinaba con el incesante gris del cielo londinense, salvo las antiguas estufas que había en cada mesa. La reina de Inglaterra tenía sus balcones de Buckingham pero nosotros tenemos Society's.
Llegaba tarde cuando pasé sin mirar a la trastienda para cambiarme cuando de repente noté una mirada clavada en mi espalda. Estaba en barra del bar con una bandeja en la mano y la burla en los ojos. Llevaba el pelo recogido en una coleta y mi placer, la camiseta negra con la ''S'' de Society's.
-Cuando he llegado esta mañana no había nadie para enseñarme el bar. Menos mal que soy una chica muy lista y he conseguido encontrar a una buena camarera que me ha explicado todo- divagó Sophie distraída- Ah, por cierto, ¡estoy contratada!
+ Uf, menos mal ya pensaba que habías robado esa camiseta y te la tenía que arrancar para devolvérsela a su dueña ... me has librado de esa carga...-la imité con un deje de indiferencia
- Sólo para devolverla a su verdadera dueña ¿eh?
+Única y exclusivamente para eso
-¡Gracias a Dios! Pensé que serías de esos locos depravados que andan por ahí arrancando camisetas a chicas desvalidas y se marchan tras una cortina de humo y una risa malvada
+¡Cómo puedes pensar eso! Ah y eso de que tú eres una chica desvalida habrá que rebatirlo larga y tendidamente. Ahora en serio, bienvenida- sonreí ante el hecho de ver a Sophie en el mismo barco que yo
-Gracias, por la oportunidad y por aparecer por aquí porque estoy muy nerviosa
+No sé te vé especialmente nerviosa. Pero bueno me subo antes de que Tim me vea aquí de Relaciones Públicas contigo. Nos vemos en el descanso.
-Muy bien, que además es mi primer día y no quiero enfadar al jefe- Se dio la vuelta y se marchó hacia las mesas risueña.
Mientras la veía andar me pareció el cielo menos gris y el frío un poco más calido. Subí a la terraza y me puse a atender las mesas sabiendo que una altura más abajo estaba ella y que tardaría bastante en irse. Aquella nube de incertidumbre que vagaba por mi mente esos días se esfumó como el humo de un cigarro.

4.

Vagaba por Society's haciendo de todo y no haciendo nada hasta que llegó la hora del fin de mi turno y no había vuelto a ver a Sophie desde el café. Odiaba esta sensación de depender de su presencia para poder centrarme pero más tarde me dí cuenta que no era odio sino miedo. Jamás había necesitado a alguien así, ni siquiera a Amy. Era todo nuevo. Mis manos se movían más rápidas de lo normal y las palabras para unos versos se agolpaban en mi cabeza y furiosas la golpeaban deseando salir. No quise seguir componiendo y finalmente desistí y me marché del bar hasta mañana. No quería más estrofas mías por lo que me puse el Ipod a todo volúmen. Salí a la frías calles de nuevo pero ni la música me ayudaba. ''Por Dios Devan, razona. Esa chica la conoces desde hace exactamente dos horasy media ¿qué estás haciendo? Te estás volviendo loco porque una completa desconocida se parece a todas y a ninguna a la vez. Esa chica podría tener novio o ser una histérica celosa.'' Proseguí mi discurso interno durante los siguientes 15 minutos hasta llegar a mi piso pero realmente no creía ninguna de las cosas que pensaba. Así de inocente es la ignorancia.

miércoles, 11 de enero de 2012

3.

De camino a cualquier cafetería el frío helaba cada uno de mis huesos con una rapidez asombrosa, posiblemente nevara y contrariamente a lo que todo el mundo pensaba la nieve en la ciudad era lo peor que podía haber, el hielo en los zapatos y el frío en los pensamientos me ponían de mal humor pero intenté disimularlo lo mejor que pude. Poco a poco fui descubriendo cosas de Sophie, esas cosas banales de las que hablan los desconocidos pero que a su vez dice tantas cosas de ellos. Adoraba la lectura, las grandes producciones de cine, un buen sitio donde pasar horas y horas. Eran cosas sencillas. Ella era tan sencilla y a la vez tan complicada. Hablábamos de cosas tan superficiales que al poco rato descubrí que escondía algo, pero esperaba tener todo el tiempo del mundo para descubrirlo.
-Devan no sé cómo agradecerte, otra vez, que me hayas ayudado a conseguir la entrevista, eres increíble
Sonreí abiertamente. Llevaba hora y media agradeciéndomelo y yo, lamentándome ya si Tim no la contrataba.
+De nada, de nuevo. Recuerda que me debes una cena, ¡que los favores no son gratis! Pero ahora vete que tienes la entrevista en una hora.
Se levantó de un salto y yo la seguí tan rápido como pude. De camino a la puerta de la cafetería ya llevaba el monedero en la mano y las llaves en la otra. Pagó rápidamente y salimos otra vez de vuelta al más crudo invierno.
-Me voy corriendo que no puedo llevar estas pintas a una entrevista- y dió un giro sobre sí misma- te veo allí ¿no? y gra...
+¡PARA! No vuelvas a decir gracias por favor- la corté antes que la retaíla de agradecimientos- recuerda una cena.
-¡Entendido! Te veré allí. Hasta ahora.- cruzó la calle corriendo y su pelo siguiéndola fielmente. Me dejó allí con la despedida en los labios y una sensación de haber vivido esto ya.

Me dirigí de nuevo a Society's ensimismado. Podría haber un holocausto a mi lado y no lo hubiera notado. La presencia de Sophie en esa hora había calado en mí como una lluvia nocturna. Llegué al café y me dispuse a seguir con mis tareas sin fijarme ni siquiera qué hacía, hasta que no aguanté y cogí papel y lápiz. No sabía si de ahí saldría una historia, una carta, un soneto, un lema o una esquela pero en mi mente se agolpaban las palabras inexorables por salir y ser escuchadas. Acabó siendo una canción. Mi primera canción. Y su canción.

sábado, 7 de enero de 2012

2.

Sin duda ella no era la típica chica con la que tienes que girar la cabeza por la calle, ella era especial. Al menos lo era para mí y aún no sabía por qué. Conforme se acercaba fui mirándola con detalle para que, en cuánto se esfumara, no se fuera con ella su recuerdo. Tenía la piel un poco más bronceada que las demás chicas de la ciudad, tenía el pelo largo y liso, castaño, como esas mesas de madera pulida de un rector de Universidad. Sus labios estaban equilibrados el uno sobre otro, y en su mirada había un constante gesto de burla. Era guapa; miento, era muy guapa pese a que intentaba pasar un poco desapercibida. Vestía con un jersey ancho y unos pitillos ajustados con unos Oxford negros y sombrero a juego. No quiero pensar, la imagen que estaría ofreciéndole, mirándola pasmado, pero no podía remediarlo.
Se acercó a mí sonriendo y me tendió una mano firme y fría. Mientras mantenía mi mano con la suya buscaba con la mirada algo por el bar.
-No creo que tú seas el dueño pero creo que me servirás - dijo sonriendo con burla
+ Puede... Pero primero necesitaré tu nombre
Sonrió para sí y tras un instante dijo:
-Sophie, ¿y ahora me puedes ayudar...?
+ Devan, por favor. Sí claro dime. No soy el dueño pero soy el camarero
-Devan ¿eh? Pues te necesito y necesito también que te lleves de maravilla porque necesito un trabajo ipso facto- dijó Sophie con un deje leve de prepotencia- Soy relativamente nueva en la ciudad y mis facturas y un piso nuevo no se pagan solos.
+ Tranquila Sophie, el jefe y yo nos llevamos bien y aunque le debo un par de favores no me importa añadir otro a la lista, así en cambió tú me deberás un favor- no iba a esperar mucho tiempo, y no sabía cuánto tiempo estaría en el bar- Perdona pero, ¿qué significa ''relativamente nueva''?
- Te contaré porque soy relativamente nueva, pero antes debes conseguirme el trabajo. Te aseguro que es una historia interesante y te pagaré un café a modo de favor - contraatacó
+ Hecho. Espera un momento que voy a hacer una llamada, ya sabes, mover hilos y esas cosas y me contarás ese secreto que guardas

Entré en la trastienda y llamé a Tim. No creo que necesitara otra camarera pero haría cualquier cosa porque estuviera aquí. Era algo más que un deseo. Ni siquiera hoy puedo explicar cuánto habría dado porque una desconocida se sentara conmigo durante una hora a hablar de nada. Tras 15 minutos de embaucamiento y convicción, Tim accedió a verla esa tarde para trabajar como camarera o relaciones públicas.

+Conseguido, tienes una entrevista esta tarde- sonreí de oreja a oreja- Si quieres pagarme el favor ahora e invitarme a un café en 5 minutos es mi descanso.
Saltó y me abrazó entusiasmada como una niña pequeña en Navidad.
-Devan eres oficialmente mi ángel de la guarda, te mereces no un café, una cena o dos, pero aún no tengo trabajo así que confórmate de momento con un café, y tranquilo te contaré por qué soy relativamente nueva en Londres- parecía sinceramente entusiasmada, al igual que yo que no paraba de sonreír.
+Espera un segundo que me cambio y salimos.
No mostraba mi mejor cara, pero era lo único que podía hacer. Me dejé el pelo despeinado, cogí la chaqueta mientras Sophie curioseaba el local. Tuve un segundo más para observarla y vi que siendo crítico ella era un conjunto de imperfecciones por separado, pero todo junto creaba una imagen que ni yo mismo había conseguido dibujar con mis canciones. Sophie es y era mi musa más buscada y deseada.

jueves, 5 de enero de 2012

1.

Paradójas del destino; Buda, Dios o cualquier ser superior me había concedido un don y un lastre. La música. De mis manos conseguía sacar un conjunto de notas y que sonaran medianamente bien y aunque la gente decía que también sabía componer, no saben lo que dicen. De mi imaginación sólo salían frases ridículas que harían llorar a las estatutas. Además, las letras de esas canciones eran mentiras, un montón de absurdas y baratas mentiras, pues, aunque sólo sabía escribir de amor, no lo conocía.
Lo que yo creía que era amor sólo lo conocía por Romeo y otros locos que gritaban la pasión que se desataba en sus corazones a un mundo cruel que no escuchaba nada más que lo querían. Pero no, yo no era capaz de escribir un verso sincero y puro.

Trabajaba en una cafetería-pub en Londres donde también me dejaban practicar con la guitarra y de vez en cuando me dejaban destrozar alguna canción de mis grandes ídolos. Mientras decidía que hacer con mi vida, Society's era el mejor lugar donde podía estar. Hasta una mañana de enero. Mi parte más racional debería haber seguido colocando las mesas y mirar hacia otro lado pero me fue imposible.
Si sólo la mirabas una vez verías una chica normal, guapa, de esa belleza que abunda en Londres, pero si te fijabas bien podrías verla de verdad. Ella tenía el pelo castaño largo y unos ojos enormes que hicieron que me encogiera como un niño. Parecía demasiado nerviosa o estresada para ver que llevaba el jersey torcido y se le veía un hombro. Buscaba con la mirada algo o a alguien hasta que me vio y enarcó una ceja. Vaciló un instante sin saber muy bien si acercarse o no, pero decidida al final sorteó las mesas hasta llegar a mí. Como he dicho, si hubiera hecho caso a mi parte más racional hubiera seguido colocando las mesas y ella quizá habría seguido buscando lo que necesitara. Pero no. Era demasiado tarde. Ella sonrió, nerviosa un segundo, pero al instante siguiente parecía que conociera cada parte de mi mente. Aquella desconocida había conseguido en un minuto lo que seis no habían logrado en dos años, dadme inspiración.

DB