miércoles, 7 de noviembre de 2012

Hablando de arte, de curvas, de amor...

Estudiamos la línea recta, el ángulo y todos sus derivados cuando en realidad el mundo perteneces a la curva. No creo en las reglas ni en las cosas cuadriculadas, creo en los lápices que dibujan sueños vestidos de gala o mil nombres que no dicen nada, ¿o lo son todo?

Divagando sobre estos temas me encuentro frente a una hoja cuadriculada y estudiando lo rectas que son las columnas y los órdenes establecidos que no se deben romper, porque unos viejos sabios decían que la belleza estaba predeterminada.

Pues bien ,yo creo que esa belleza infinita reside en esa curva que se foma en mi espalda cuando, con los codos apoyados, busco aquello misterioso que entraña tu sonrisa. O la de mi cadera cuando tus labios van de visita por mi piel de gallina.

Y así hablando de arte expresado en apuntes rectilíneos acabo buscando entre columnas  a mi arquitecto favorito, el único que me construye y me destruye a base de mordiscos y suspiros haciendo de mí la mayor e imperfecta obra de arte.