jueves, 18 de julio de 2013

Miradas infinitas, sonrisas tristes y otras locuras de mi anatomía.

En mi pequeña opinión, el título de la entrada augura grandes relatos. Desgraciadamente no. Cuando se me agolpan las palabras y no hay inspiración en el cielo, debes buscarla en cualquier parte. Hoy la caprichosa Doña Inspiración ha aparecido en el baño - algo tétrico, la verdad - de un café viejo y lleno de historia. Hasta en aquel lavabo pequeño y asfixiante había arte y por ello ese cuchitril era un poquito menos ''Cueva de Batman''.
Bien, en dicho lugar no ha pasado nada importante sólo que, mientras me secaba las manos una figura me miraba en el espejo con una sonrisa triste en ristre y el pelo algo alborotado (sólo por el último detalle sabía que era yo). No reconocía a la chica que me miraba con aquellos ojos grandes e interrogantes que imitaba cada movimiento que yo hacía. Definitivamente ella no podía ser lo que podríamos catalogar como ''UNA ELECCIÓN CORRECTA'' . Y en ese preciso instante, me di cuenta que sí que era yo. Y para mi sorpresa, no me asusté, una pequeña/gran parte de mí lo sabía y me decía repetidamente:
Oh Marina, claro que no eres la elección correcta. Mírate. Tienes la mano izquierda peor pintada con un rojo demasiado estridente, un grano mal curado, el vestido arrugado y el pelo no está perfecto. Pero alguien ahí fuera ha visto algo, que tenías escondido bajo llave y le ha encantado. Tras esta absurda conversación contigo misma vas a seguir sin ser un pequeño regalo con lazo, pero deberás seguir luchando contra tus monstruos.
Todo ello ha pasado en un escaso minuto. No me ha quedado otra que cruzar las tres salas del bar con sus cientos de poemas en las paredes mal pintadas con una sonrisa triste - para mí, la segunda mejor sonrisa, ¿la primera?, la suya -. Pero en bajando las empinadas escaleras con paso lento, he visto que seguía ahí de espaldas a mí y ha viajado la sonrisa triste al fondo de un cajón gracias a un pequeño - y egoísta - pensamiento: ''me espera a mí.''
Así que tras cien idas de cabeza, he acabado como siempre: mis monstruos seguirán conmigo, y él hasta que me odie, se canse o se enamore de ''una elección correcta''.

¿Fin?

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