viernes, 20 de julio de 2012

Princesas.

Las princesas de los cuentos han cambiado. No duermen cien años para esperar un beso de algún príncipe tardón, ahora salen de noche y buscan ellas mismas a algún lobo que le hinque los colmillos en los labios rojo pasión. Las princesas no llevan corona ahora se alborotan el pelo. Sus tacones ya no son de cristal, porque con ellos hay que pisar de puntillas y ellas buscan que se oigan sus pasos. No quieren comer perdices, sino el mundo entero. Pero por las mañanas siguen siendo pequeñas princesas que han cambiado sus camas con dosel y estancias de palacio por muebles de Ikea, y buscan entre las sábanas algo más que un lobo feroz. Aunque las nuevas princesas sonrían descaradas y beban tequila en vez de pócimas de hadas siguen buscando un príncipe que las salve de la bruja mala.
Las protagonistas cambian pero el cuento siempre es igual.

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