sábado, 7 de enero de 2012

2.

Sin duda ella no era la típica chica con la que tienes que girar la cabeza por la calle, ella era especial. Al menos lo era para mí y aún no sabía por qué. Conforme se acercaba fui mirándola con detalle para que, en cuánto se esfumara, no se fuera con ella su recuerdo. Tenía la piel un poco más bronceada que las demás chicas de la ciudad, tenía el pelo largo y liso, castaño, como esas mesas de madera pulida de un rector de Universidad. Sus labios estaban equilibrados el uno sobre otro, y en su mirada había un constante gesto de burla. Era guapa; miento, era muy guapa pese a que intentaba pasar un poco desapercibida. Vestía con un jersey ancho y unos pitillos ajustados con unos Oxford negros y sombrero a juego. No quiero pensar, la imagen que estaría ofreciéndole, mirándola pasmado, pero no podía remediarlo.
Se acercó a mí sonriendo y me tendió una mano firme y fría. Mientras mantenía mi mano con la suya buscaba con la mirada algo por el bar.
-No creo que tú seas el dueño pero creo que me servirás - dijo sonriendo con burla
+ Puede... Pero primero necesitaré tu nombre
Sonrió para sí y tras un instante dijo:
-Sophie, ¿y ahora me puedes ayudar...?
+ Devan, por favor. Sí claro dime. No soy el dueño pero soy el camarero
-Devan ¿eh? Pues te necesito y necesito también que te lleves de maravilla porque necesito un trabajo ipso facto- dijó Sophie con un deje leve de prepotencia- Soy relativamente nueva en la ciudad y mis facturas y un piso nuevo no se pagan solos.
+ Tranquila Sophie, el jefe y yo nos llevamos bien y aunque le debo un par de favores no me importa añadir otro a la lista, así en cambió tú me deberás un favor- no iba a esperar mucho tiempo, y no sabía cuánto tiempo estaría en el bar- Perdona pero, ¿qué significa ''relativamente nueva''?
- Te contaré porque soy relativamente nueva, pero antes debes conseguirme el trabajo. Te aseguro que es una historia interesante y te pagaré un café a modo de favor - contraatacó
+ Hecho. Espera un momento que voy a hacer una llamada, ya sabes, mover hilos y esas cosas y me contarás ese secreto que guardas

Entré en la trastienda y llamé a Tim. No creo que necesitara otra camarera pero haría cualquier cosa porque estuviera aquí. Era algo más que un deseo. Ni siquiera hoy puedo explicar cuánto habría dado porque una desconocida se sentara conmigo durante una hora a hablar de nada. Tras 15 minutos de embaucamiento y convicción, Tim accedió a verla esa tarde para trabajar como camarera o relaciones públicas.

+Conseguido, tienes una entrevista esta tarde- sonreí de oreja a oreja- Si quieres pagarme el favor ahora e invitarme a un café en 5 minutos es mi descanso.
Saltó y me abrazó entusiasmada como una niña pequeña en Navidad.
-Devan eres oficialmente mi ángel de la guarda, te mereces no un café, una cena o dos, pero aún no tengo trabajo así que confórmate de momento con un café, y tranquilo te contaré por qué soy relativamente nueva en Londres- parecía sinceramente entusiasmada, al igual que yo que no paraba de sonreír.
+Espera un segundo que me cambio y salimos.
No mostraba mi mejor cara, pero era lo único que podía hacer. Me dejé el pelo despeinado, cogí la chaqueta mientras Sophie curioseaba el local. Tuve un segundo más para observarla y vi que siendo crítico ella era un conjunto de imperfecciones por separado, pero todo junto creaba una imagen que ni yo mismo había conseguido dibujar con mis canciones. Sophie es y era mi musa más buscada y deseada.

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